lunes, 16 de febrero de 2009

Historia de la cultura
Sandra Díaz
15 de febrero de 2009

En una ocasión me preguntaron ¿quién eres?, la verdad es que duré largo rato pensando y no me fue posible contestar, en mi mente surgían múltiples respuestas, pero a la vez ninguna, me sentía un ser tan complejo, pero también muy simple.

Ahora, es precisamente esta pregunta la que me incitó a realizar el presente trabajo, a cuestionarme sobre mi identidad.

Al igual que García Canclini, yo pienso que estamos conformados por múltiples identidades que dan lugar a culturas híbridas, sin embargo, más que enfocarme en la modernidad y postmodernidad, yo me centraré en explicar nuestra cultura a través de los distintos procesos que han transcurrido a lo largo de la historia. Mi postura es que somos seres históricos, somos el resultado de una inmensidad de mezclas de culturas de las cuales, aunque han pasado bastantes años, aún conservamos ciertas características que identifican nuestra personalidad.

Un claro ejemplo de lo anterior es la religión, inclinándome por el cristianismo en este caso.

El cristianismo es una doctrina religiosa basada en el judaísmo. Los judíos helenizados, es decir, los que comprendía el lenguaje griego, fueron lo que difundieron esta doctrina.

Pero, ¿por qué el cristianismo tuvo tan sobresaliente progreso? La respuesta es bastante simple, el griego fue el causante de que pudiera penetrar en todo el mundo. Gracias a la universalidad del griego los libros sagrados escrito en este idioma fueron conocidos, influyendo culturalmente.

Por otro lado, los orígenes del Imperio Romano fueron, precisamente, helenísticos (fusión griega con oriental). Los griegos, antes que los romanos, pensaron en el concepto de Imperio, donde hubiera una unidad de la humanidad, de hecho, antes de este imperio ya habían existido otros, pero ninguno tan vasto e importante.

El Imperio Romano, con sus múltiples conquistas, realizó una civilización jamás antes vista, que comprendía de varias culturas, pero que se sintetizaron en una conciencia universal, lo cual fue posible debido a que todos aprendieron una lengua: el latín, del cual se derivaron otras lenguas, incluyendo el español.

Gracias al latín se facilitó el intercambio e ideas, además de que fue posible que todos conocieran las leyes, la religión y las costumbres, por medio de las cuales se guiaban para vivir armoniosamente.

El Imperio se derrumbó tras la invasión de los bárbaros, surgiendo tras él la Edad Media, donde todos giraba en torno a un Dios, que tuvo gran influencia porque las personas se sentían desprotegidas, necesitadas de un sostén que las guiara y llenara el vacío que experimentaban.

Fue este Dios el causante del bienestar interior y de la inspiración del arte (grandes obras eran creadas para él), de la filosofía y de la ciencia sujetas a la teología, y también de la educación, economía y todas las manifestaciones culturales.

Ahora se preguntarán, ¿Qué relación existe entre estos hechos históricos con mi identidad? La cultura Occidental a través de los años ha cambiado, pero no del todo, sigue teniendo la misma esencia que la caracterizó desde hace varios años: La idea del Imperio aun la conserva, tal vez ya no con el mando de Roma, pero si con el de potencias mundiales como lo es Estados Unidos, con el idioma Inglés y su capitalismo. Ahora ya no lo llamamos Imperio, ha cambiado su nombre por global ización. Todavía se puede observar la enajenación a causa de la búsqueda hacia lo perfecto y la paz interior.

Mi conclusión es que, a pesar de que vivimos en el siglo XXI, y ya han transcurrido bastantes años de lo antes mencionado, nunca nos podremos desligar de nuestros antepasados, de la forma en que vivían y pensaban, de sus ideologías. Y así como García Canclini nos dice que los artistas miran hacia el pasado para encontrar estímulos para imaginar, nosotros también podemos revisar la historia cuando tengamos dudas sobre nuestra identidad, no debemos de olvidarnos de la memoria social de cual nos habla Víctor Díaz, pues por lo visto padecemos de amnesia histórica.

Ahora, al preguntarme ¿quién soy? me doy cuenta de que soy el resultado de un largo desarrollo, que no debo de ignorarlo, ya que me puede ayudar a descubrir quién soy realmente.

Bibliografía:
DÍAZ, Gajardo Víctor, Nuestra esquiva identidad, Fragmentación cultural y memoria histórica.
SANDOVAL, Espinoza Alejandra, Globalización, Identidad e integración latinoamericana: las contribuciones de Néstor García Canclini y Martín Hopenhayn, Revista chilena de humanidades, 2000.
GARCÍA, Canclini Néstor, Hibridez cultural y globalización.