jueves, 23 de abril de 2009



Sandra Díaz Domínguez
24 de abril de 2009

Mi celular, más que un aparato tecnológico, un reflejo de mi persona

Me considero una persona que ha crecido con los celulares. Desde muy pequeña he poseído uno y a partir de este momento me han acompañado a lo largo de mi vida. Al principio por ser una novedad, después por moda, ahora por necesidad.
Al igual que yo, mis amigas han vivido el mismo fenómeno, pero cada una de diferente manera.
Ilsse y Viridiana, mis amigas a las cuales entrevisté, a primera vista podrían ser personas muy similares, ambas son jóvenes de 19 años, estudiantes universitarias, mexicanas y ambas cuentan con un teléfono móvil. Sin embargo, teniendo una relación más estrecha con ellas, me he dado cuenta de que son totalmente diferentes y que su discrepancia se puede comprobar con una simple entrevista acerca de su relación con los celulares, porque como lo dice Rosalía Winocur, el celular nos vuelve identificables.
Las funciones que cada una utiliza de sus celulares son muy diversas, por un lado Ilsse llama y envía mensajes a su novio ocasionalmente, mientras que Viridiana declara que puede hacer todo con su celular: escucha música, toma fotos, ve videos y tiene una mayor conexión con su círculo social y con su novio.
Las entrevistadas declararon que el modelo de celular que han comprado se debe a su nivel socioeconómico, pero que también influyeron sus gustos para elegirlo.
A Viridiana le fascina el rosa, por lo tanto su celular es de ese color. Ella se considera una persona vanidosa y en su celular lleva gran cantidad de fotos suyas y de sus amigos, también tiene en él guardadas sus canciones y videos favoritos.
Viridiana es una persona sociable, lo cual se refleja en su lista de contactos. Siempre está en comunicación con sus amigos y su novio, por lo que comenta que no se puede desconectar de su celular, se ha convertido en una extensión de su cuerpo, siente que le falta algo cuando no lo tiene consigo. Ella jamás lo deja en casa o lo apaga, prefiere dejarlo en modo de vibrador cuando es estrictamente necesario, es decir, cuando está en clases o en algún evento importante.
Por otro lado se encuentra Ilsse, quien no tiene mucha simpatía por los aparatos tecnológicos, razón por la cual su celular es un modelo muy simple, con pocas funciones. A ella no le importa si lo olvida en su casa por varias horas, no depende mucho de él. Jamás usa el modo de vibrador, prefiere apagarlo pues cree que es una falta de respeto usarlo cuando se encuentra en clases o cuando está hablando con alguna persona.
Para Ilsse, al igual que para algunos entrevistados por Rosalía Winocur, no es muy agradable estar todo el tiempo localizable, prefiere tener un poco más de libertad y comunicarse “cara a cara”.
Tal vez en varias cuestiones son diferentes los celulares de las dos jóvenes, que reflejan la personalidad de las mismas, pero ¿qué sucede cuando llaman?, ¿Ellas con quién frecuentan hablar?
Para Lorente el celular es un “aparato fundamentalmente personal, privado, para uso local y para relaciones de tipo afectivo” 1 y es precisamente esta cuestión la que homogeniza a mis entrevistadas, ambas utilizan su celular para asuntos personales, principalmente con tinte afectivo. Tanto Ilsse como Viridiana lo utilizan, en mayor medida, para comunicarse con sus respectivas parejas. Puede que la personalidad de ellas sea totalmente diferente, sin embargo, el celular y el principal motivo por el que lo utilizan es el mismo.
1 Lorente, Santiago (2002) “Juventud y teléfonos móviles: algo más que una moda” Revista de Estudios de la Juventud, N° 57, 2002, Madrid. Pp.9-24
Bibliografía
Este artículo fue publicado por la revista electrónica Alambre www.alambre.com.ar en su primer número de Marzo de 2008.

No hay comentarios:

Publicar un comentario